Vamos a empezar con poco de historia sobre un tema que no es lo bastante importante como para leerse en los libros de texto:
En 1986 Galicia y Asturias fueron aceptados como miembros de la ‘Celtic League’ (Liga Celta) junto con Irlanda; Escocia, Cornualles, Gales, Isla de Man (territorios britanicos); y Bretaña (Francia). Esta decisión provocó una crisis dentro de la Liga y casi inmediatamente los territorios españoles fueron expulsados de nuevo.
La raíz de la polemica fue la definición de lo que podía ser una ‘comunidad celta’ y si Asturias y Galicia cumplía con esta. El rechazo se debía a la ausencia de una lengua celta; El Cornuallés y el Bretón son idiomas bretonicas, y los idiomas indigenas de Irlanda, Gales y Escocia son de raices Gaelicas. Pero el Gallego tiene raices romanicas, igual que el Español o Portugués.
El Gallego Manual Alberro argumenta que Galicia y Asturias tienen derecho de ser considerado communidades celtas, señalando las influencias en su cultura. Seguramente no hace falta que las repita: los castros, las gaitas, varias fiestas celtas (incluyendo ‘Samhain’, el fin del año celta, precursor de Halloween), y los nombres de muchas aldeas y pueblos. Su argumento es cultural.
Discrepa uno de las personas más influyentes a la hora de rechazar la petición de Galicia y Asturias, el escritor del libro ‘Amanecer Celta’ (un tal Peter Berresford Ellis): ‘Celta es un termino linguistico. Un celta es uno que habla o habló durante tiempos modernos una lengua celta. La ultima vez que tenemos constancia de una lengua Celta hablada en Galicia fue en el siglo nueve.’ y añade: ‘Es verdad que quedan palabras celtas [en Gallego]. Sin embargo, quedan más en Francés y incluso Inglés.’
¡Con el idioma nos hemos topado! Hijo de madre Cornualés, creo que tengo derecho de dar mis opiniones sobre este tema. Cada vez que voy a Cornaulles a visitar a mis padres, miro con escepticismo a las banderas negras (con cruz blanca) que ondean de las casas. Desde luego, siendo niño jamás vi ni una. Apuesto que casi todos pertenecen a londinenses jubilados, ansiosos para formar parte de un movimiento cultural y para sentir que han echado raices.
Pero volvemos con el idioma. Si se descalifica a Galicia (y Asturias) porque la variante de la lengua celta que se habló desapareció, ¿como podemos justificar la inclusión de Cornualles? Se cree que la ultima persona (o entre las ultimas) que hablaba el Cornuallés como primer idioma – un tal Dolly Pentreath – murió en el año 1777. No son diez siglos, pero tampoco fue anteayer.
En las ultimas veinte años ha habido bastante esfuerzo para resucitar el idioma, y en 2010 el UNESCO quitó la etiqueta ‘extinguida’. Se enseña en algunos colegios, y el numero de hablantes (londinenses jubilados entre ellos) va creciendo. Para dar contexto, menos de mil personas consideran Cornuallés como su primer idioma hoy en dia, e incluso esas cifras creo que podemos tratarlos con algo de escepticismo.
Yo tengo una propuesta (pero no te preocupes – no voy a escribir un libro sobre ella). En la discusión entre la justificación cultural o linguistica por ser ‘Comunidad Celta’, creo que se ha dejado a un lado el aspecto geografico.
[widgets_on_pages id=”Advert”]Me explico: Al ver la costa de Galicia por primera vez, mi reacción – y la de mi madre, por cierto – fue ‘¡Como se parece a Cornwall!’. Lo que es indudablemente celta es el paisaje (y el clima). Son tierras verdes, bravas, rocosas, evocando contrabandistsas, brujas, naufragos y fantasmas. Las historias de Daphne du Maurier facilmente se podrían escribir en las rías Altas. (De hecho, Daphne du Maurier no era cornualesa, sino una de esos londinenses de los que te he avisado…)
Si miras el mapa de Cornualles – el punto más al suroeste de Inglaterra – verás que no es más que costa. La parte del norte recibe las embestidas del Atlantico. Grandes extensiones de arena y olas se separan por acantilados. En el sur, más protegida, se anidan pueblos de pescadores. Al estar en Cornualles te sientes realmente en el fin del mundo; mucho más que en Galicia o Asturias. Su capital, Truro, no tiene ni 20.000 habitantes.
Lo que me gusta de mi sugerencia – que nombramos ‘Celta’ a las tierras, y no a las personas ni su cultura – es que nadie tiene porque declararse más o menos Celta que los demás, formar Ligas y echar a los demás de ellas, ni poner banderas para reforzar su sentido de pertenencia. Algo de celta tenemos todos, y ese sentir se despierta cuando vemos las olas chocar contra las rocas, o cuando la niebla nos envuelve en los acantilados….y es por eso que cuando leemos, podemos obviar que Daphne du Maurier nació en buena familia en el capital del Imperio Britanico, porque vivir en Cornwall hace Celta a cualquiera, incluso si nace en Hong Kong o las Amazonas….o incluso el mismísimo Londres!
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